Viendo ahora una materia, dizque "Ecología Forestal Avanzada", con el profesor Katagiri, fuimos a una salida de campo con el grupo, por la noche, a contar venados por esas montañas de Dios. Como estos animalitos son medio ariscos, solamente se aventuran a salir del monte por la noche, y como en estos países desarrollados la gente no camina (ve uno muchachos usando el ascensor para edificios de dos pisos), fue todo desde el carro. El censo consiste en seguir por la carretera o camino forestal y contar los venados que se alcanzan a ver con la ayuda de reflectores de alto poder apuntando a los morros circundantes. Como por acá estos venados son animales protegidos de la caza, excepto por la época de cacería, se han vuelto más bien una plaga (el lobo japonés se extinguió así que no tienen enemigos naturales), se le meten a la gente a los huertos, se comen los arbolitos de los viveros, le roen la corteza a los árboles grandes en el invierno cuando no hay otra vegetación, o cuando se rascan los cuernos en los fustes van acabando con las plantaciones forestales. El cachivache que tiene el árbol en la foto de arriba está hecho para que le moleste en la boca o los cuernos a los animales y dejen en paz al árbol.
Otra cosa es que ya cuando se acostumbran mucho a la gente, se meten a la ciudad y no falta la viejita que lleve del bulto... por ahí nos contaron de una viejita que estando de noche sacando plata en el cajero (como las puertas se abren automáticamente con un sensor de movimiento), se le ha metido un venado cachón, así como el de la foto, al cajero detrás de ella... ya estando los dos adentro hay que apretar un botón para salir y con ese venado bien desesperado fue imposible... ya se imaginarán como quedó la viejita (se recuperó). Por eso se hacen los censos, para estimar la población y saber cuántos hay que matar para que no se vuelvan un problema. Para que se hagan a una idea, en la temporada de caza pasada se mataron 400 venados sólo en la montaña donde estuvimos.
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